“Podemos alquilar a nuestras quejas el dormitorio principal y construirles un jacuzzi en el jardín. Podemos presentarles un buen contrato de arrendamiento con términos estupendo que nunca vencerán, o les podemos conceder un alquiler por un día”.
Fred Luskin
Alguna vez te has preguntado ¿qué pasaría si le alquilas tu cabeza a las quejas, los pensamientos y las emociones? Quizás sentirías que eres una persona exitosa, muy prospera y muy productiva.
Sin embargo, cuando aterrizamos en el mundo real nos damos cuenta que no queremos que los reclamos, los cuestionamientos, los juicios,…, sean nuestros clientes habituales. Pues arrendarles nuestra cabeza a ellos, lejos de producirnos ganancias, nos genera un gran desgaste mental, físico y emocional. Los cuales impactan de una manera dura todos nuestros ámbitos de vida.
Es muy común que muchas veces en nuestros trabajos nos ocurran algunas cosas frustrantes, tristes o desagradables y que nos quedemos anclados en esas situaciones que ya pasaron y que aunque quisiéramos, no podemos cambiar. Sin embargo, la buena noticia es que si podemos utilizarlas a nuestro favor. Tomar conciencia de qué pasó, de qué hicimos, de qué hubiéramos querido hacer diferente es fundamental, porque estas cosas de alguna manera son una fuente de información, que si la utilizamos conscientemente nos notifican que debemos hacer de una manera distinta a como lo hicimos en esa oportunidad, para así alcanzar resultados diferentes.
Todos nosotros, de una forma u otra, cuando consideramos que las cosas no salen como queremos, analizamos la situación, pensamos en lo que hicimos o en qué dejamos de hacer. Pero muchas veces no nos percatamos de que estar plenamente consciente es fundamental.
Los líderes con altos niveles de consciencia y autoconsciencia, son capaces de afrontar positivamente los retos corporativos que se le presentan, no se quedan anclados en lo que no salió como se había planificado y son agentes de cambio capaces de crear una cultura sólida, auténtica y robusta. Son conscientes de que no están dispuestos a dejar que sus cuestionamientos y saboteos mentales pasen mucho tiempo en su cabeza.
Para liderar a otros, debemos aprender a liderarnos a nosotros mismos y en esa cancha Mindfulness juega un rol fundamental. Y el autoliderazgo demanda de nuestra autoconciencia.
Tal y como dice John Whitmore, uno de los pioneros del coaching en el trabajo, autor del libro Coaching for Performance y considerado la “Biblia” del coaching en el mundo, “Solo soy capaz de controlar aquello de lo que soy consciente. Pero aquello de lo que no soy consciente me controla a mí. La conciencia me capacita”. Y es allí donde Mindfulness es fundamental, por eso cuando hacemos esta práctica enriquecemos la conciencia sobre nosotros mismos y sobre el entorno que nos rodea.
Mindfulness nos ayuda a manejar el piloto automático que todos llevamos dentro, a estar atentos a nuestras emociones, a nuestros pensamientos, a nuestros patrones de conducta y a reconocer cuándo estos nos afectan, nos limitan y nos impiden liderar de una manera efectiva.
Mindfulness nos invita a ampliar nuestra perspectiva de las cosas que nos acontecen, de los retos que tenemos al frente, de convertirnos en observadores
atentos a nosotros mismos, eso sí, sin juzgarnos y sin cuestionarnos, conscientes de lo que debemos mejorar de nosotros mismos pero con amabilidad, gentileza y paciencia.
“Responde; no reacciones. Escucha; no hables. Piensa; no asumas”
Raji Lukkoor
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